De mi casa ¡al mundo!
El juego de los niños debe ser libre y espontáneo
Los adultos somos los primeros que debemos respetar y dar al juego espontáneo de los niños/as el lugar que le corresponde, sin interferir, ni dirigir como tanto nos gusta hacer. Hoy en soñando una escuela, Turquesa nos habla de su importancia, de cómo aplicarlo también en la escuela pública, nos acerca a verdaderos expertos en el tema y nos hace una invitación final que no puedes rechazar.
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La importancia del juego espontáneo
Los niños pequeños utilizan el juego libre y espontáneo para asimilar todo aquello que les rodea, depositan sobre él las experiencias que han vivido, a través de él son capaces de expresar cómo se sienten o cómo se han sentido con una situación concreta, experimentan, crean, imitan, repiten el comportamiento de los adultos y las personas que le acompañan, cambian de rol para comprender el comportamiento de unos y otros... En definitiva, es una herramienta para entender el mundo. Ahora bien, el juego, para que cumpla realmente con su propósito, ha de ser libre, no directivo, sin interferencias.
El rol del adulto
El adulto ha de tener un rol de acompañante, observar que el niño esté seguro, tenga sus necesidades cubiertas y actuar e interferir en el juego en el caso de que sea necesario (por ejemplo si son varios niños y hay algún conflicto o si hay un límite establecido en el que a cierta hora nos vamos a bañar) o en el caso de que el niño lo pida.

El niño aprende jugando
Si todavía no conocéis a André Stern os lo recomiendo muchísimo. Él nunca fue a la escuela y todo lo que ha aprendido en su vida, lo ha hecho a través del juego. Me encanta una frase en la que dice "el niño no es capaz de diferenciar entre jugar y aprender". Esto es realmente revelador, no solo porque lo diga André, sino porque muchas experiencias y metodologías abalan este hecho: el niño aprende jugando. Por naturaleza el niño se va a interesar antes o después por una cosa o por otra, esto es así, el ser humano es curioso por naturaleza. En ese momento, cuando el niño se siente motivado por alguna cosa en concreto, cuando de verdad elige lo que quiere aprender, no encontrará barrera posible para detenerlo. Es por ello que hemos de estar muy atentos a las cosas que despiertan un vivo interés en nuestros hijos, en nuestros alumnos, porque es a través del juego en que los aprendizajes que van implícitos quedan grabados de manera eficaz.
Tan solo hace falta un cambio de actitud...
No voy a negar que ante un cuestionamiento de estas características surjan miedos. Los padres preguntan: ¿y qué van a aprender si se pasan todo el día jugando? Y los maestros/as mismos piensan ¿estaremos haciendo bien? ¿Se interesarán pronto por la lectoescriptura porque ya estamos en primero y...? Otro día hablaremos de esos típicos tópicos... Lo que os puedo decir es CONFIANZA. Confianza en lo que estáis haciendo, en los procesos de vida, en que lo que hacéis es lo adecuado para los niños y está ampliamente reconocido y demostrado.
